El Málaga viaja a Butarque en el Día de la Hispanidad para poner la primera piedra a la escalada que todos esperan. Este miércoles (16:15 horas), con varios autobuses llenos de aficionados que se desplazan para apoyar de cerca, el equipo juega su particular minifinal para medir la resistencia mental, cada vez más dañada por los malos resultados.
A la décima jornada se llega colista y sin demasiado tiempo para haberse recuperado físicamente del tute del domingo en el 0-0 ante el FC Andorra. Habrá rotaciones en la alineación, aunque en la convocatoria, más de lo mismo: el canterano Dani Lorenzo es la única novedad. Álex Gallar no llega tampoco y se suma a la lista interminable de lesionados. Hervías es el único extremo disponible.
En el otro lado, espera un CD Leganés con una plantilla repleta de nombres para conseguir estar más arriba de lo que está, antepenúltimo con un punto más que los malagueños. Vienen de lograr una valiosísima victoria en Cartagena (1-2) que les quita un poco de ansiedad. También tienen las bajas del arquero Dani Jiménez, que se recupera de un esguince acromioclavicular; y del delantero Manu Garrido. A ellos se suma, por sanción, el experimentado lateral Allan Nyom. Además, son duda Dani Raba y Riza Durmisi.
"Para mí es importante recuperar a la gente que te haga el campo ancho, pero no tenemos a esa gente y jugaremos con lo que tenemos. No concibo un partido en el que te encierras en tu campo", manifestó Mel en la rueda de prensa previa. El madrileño tiene un objetivo claro tras haber cortado con un torniquete "la hemorragia defensiva" que se tenía con Guede, y ese es "materializar" los momentos del partido donde se domina al rival.
"Para mí es problema de minutos, de mandar más tiempo sobre el campo. En Santander no nos salió bien y con Andorra nos duró hasta que aguantó el físico”, explicó el entrenador blanquiazul. "Nosotros estamos en ese punto en el que nos da un poco igual contra quien juguemos. Nos obliga la clasificación y la propia autoestima".
Ganar sería un buen remedio contra el estrés y la falta de confianza, más que un impulso en la clasificación. Lo sabe el propio Mel, que sabe que tiene una plantilla "débil" en lo mental. En Butarque se ganó 0-3 el año pasado, en un día donde al Málaga de Guede le salió todo (dos penaltis, marcó Antoñín y hasta Sekou Gassama). Un guion así ayudaría a la mentalidad de un equipo con nombres para haber salido ya de esta crisis temprana.