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Pepe Rueda: “En Lesbos me he encontrado lo mejor y lo peor del ser humano"

Recibirá el próximo 8 de marzo, coincidiendo con la celebración de San Juan de Dios, un reconocimiento a su labor solidaria. El malagueño Pepe Rueda es uno de los cientos de bomberos que no han dudado en marcharse a la isla griega de Lesbos a tender la mano a los refugiados sirios

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Hace seis años este malagueño de 41 años, casado y con dos hijos, cambió su vida como ingeniero industrial por ser bombero. Cuando de forma inesperada un compañero le invitó a partir a la isla griega de Lesbos a ayudar a los refugiados sirios, no lo dudó. Tuvo apenas siete días para ‘hacerse el cuerpo’ pero, a la vuelta, Pepe Rueda tiene claro que ha sido toda una experiencia vital. Como él, cientos de bomberos de la ONG Proem Aid invierten su tiempo libre en tender una mano a quien llega, asustado y empapado, huyendo del horror.

¿Cómo se mentaliza uno para partir hacia un drama que hasta ahora sólo había visto por televisión?
–Con el apoyo de la familia, de los compañeros, de tu gente... Se cayó un compañero del grupo previsto y me lo ofrecieron. Tampoco me lo pensé mucho. Tuve apenas siete días para preparme, fue un salto al vacío, pero una vez que vuelves, si me dijeran  de ir otra vez, seguramente iría.

Estuvo desde el 30 de enero al 16 de febrero junto a cinco bomberos de Marbella, de la mano de la asociación Proem Aid. Fue justo después del sonado arresto de los compañeros de Sevilla, ¿no tuvo miedo?
–Fuimos el segundo relevo tras aquel incidente, que fue puntual. Sabíamos a lo que nos exponíamos pero íbamos con las precauciones de vida. Los compañeros de Sevilla tuvieron un problema administrativo, las autoridades quisieron usar aquello para criminalizar la ayuda a los refugiados, mostrando el voluntariado como algo negativo.

¿Cómo era el día a día en Lesbos?
–El primer día había unas 3.000 personas esperando en la explanada del puerto para coger el ferry a Atenas, aquello ya fue una imagen impactante. Cada día era diferente. Establecíamos turnos, el cansancio en 17 días de trabajo hace mella.  Un turno pasaba la noche en vela haciendo guardia a la espera de embarcaciones y por el día salíamos al mar “a hacer prácticas” porque no nos permitían patrullar por la costa. Normalmente, los botes tienen una hora de llegada de tres de la mañana a doce del mediodía para evitar a los guardacostas turcos.

Imagino que aún, días después, las imágenes se agolpan en la retina. ¿Qué fue lo que más le impactó?
–Son embarcaciones muy precarias que pueden quedar varadas a tan sólo 50 metros de la playa con el mar en calma, con gente que no sabe nadar. Nosotros les ayudamos a llegar con seguridad. Tengo una foto guardada en el móvil, que guardo sólo para mí. Me la hizo un compañero en un rescate de una familia de unas 15-20 personas de un acantilado. Me tocó llevar a una niña de tres años, con los ojos azules, rubia... y yo tengo una sobrina que me recordó a ella. Para mí, esa imagen justifica todo el viaje.

¿Cuál ha sido la gran lección de vida que ha aprendido con esta experiencia?
–Todavía no sé si he aprendido alguna lección (risas), pero soy más consciente de la realidad que vivimos. En Lesbos me he encontrado lo mejor y lo peor del ser humano. Lo mejor, la gente voluntaria y lo peor, los que hacen negocio con el refugiado... Este viaje me ha ayudado a valorar las cosas que tengo aquí, mis hijos, mi mujer y, por supuesto, dejas de lado muchas estupideces.

Muchos, a su vuelta, le habrán dicho que es todo un héroe, ¿cómo se llevan esos piropos?
–Mal, no lo considero. Mi mérito ha sido dar el salto, ir. Después sólo es ser bombero en unas circunstancias un poco más extremas y con los riesgos de esta profesión. La vida allí es normal, la gente en Lesbos hace una vida aparte del refugiado. El héroe es aquel que se mete en una embarcación con su familia entera, con niños pequeños, algunos incluso recibén nacidos en busca de una vida mejor... Ellos son los que se juegan la vida, nosotros no hemos tenido mérito.

Ahora han tomado el relevo bomberos de Marbella y Estepona. Desde Málaga, ¿cómo podemos poner nuestro granito de arena?
–Hay muchísimas oenegés que ayudan allí. Con una aportación económica nos permitiría seguir ayudando, nuestra sensación es que nuestro trabajo está siendo muy fructífero y muy necesario. Proem Aid tiene una cuenta que está su página web donde se puede ayudar: http://proemaid.org/

¿Volverá? ¿Está en sus planes?
–A corto plazo, de momento no. Me debo a mi familia pero si me pidieran ir, seguramente me lo pensaría. Aunque los bomberos somos muy especiales, hay muchos esperando ir para ayudar. n

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