El repique de campanas en el mediodía de ayer marcaba la Gloria de Resurrección para cerrar una Semana Santa tan excepcional como inolvidable, pero, claro está, no por los momentos vividos, sino por todos aquellos que se han dejado de vivir y que ya nunca serán disfrutados. Y no se puede echar la culpa a la climatología, provocadora de tantos desánimos y tantas lágrimas en anteriores ciclos de pasión, sino que, si alguien echaba de menos el recogimiento por estas fechas, el estado de alarma por la pandemia del Covid-19, ha hecho que así haya tenido que ser. En definitiva, de la Semana Santa más esperada, la del Centenario, la de la consolidación (aprendiendo de los errores) del nuevo recorrido oficial, hemos pasado a la que no fue. Y tiempo habrá también de echar cuentas económicas.
Nos ha impedido celebrar de manera comunitaria la liturgia de la Semana Santa.Pero, como dice santa Teresa de Jesús, no debe turbarnos ninguna dificultad: Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa; Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios bastaCon todo, el espíritu de la conmemoración queda ahí, se ha visto reflejado en el recuerdo de años anteriores, en las homilías pese a todos, en esa trenza trazada a través de las redes sociales que ha unido a devotos a través de la exposición de sus vivencias y de toda una serie de actos virtuales con los que maquillar la Pasión. ¡Ah! Y por supuesto, también, en las emisiones del programa Cofradías, de 7TV, que ha acudido fiel a su cita todos los días.
Así las cosas, Jesús Catalá, obispo de la Diócesis de Málaga ha señalado en su discurso de Resurrección que “hemos vivido este año una Cuaresma especial con motivo de la pandemia del coronavirus, que ha trastocado nuestros hábitos cotidianos, nuestra vida laboral y social, y nos ha impedido celebrar de manera comunitaria la liturgia de la Semana Santa.Pero, como dice santa Teresa de Jesús, no debe turbarnos ninguna dificultad: “Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa; Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios basta”.
Gloria de Resurrección
Las campanas de todos los templos de Málaga repicaban ayer a las doce del mediodía la Gloria de la Resurrección coincidiendo con la celebración de la resurrección de Cristo y su victoria sobre la muerte. Repique de campanas, promovido por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española, repetido en todas las diócesis de España de forma simultánea, uniendo a la Iglesia española al Papa Francisco en su bendición “urbi et orbi”, que convoca con el lema: Jesucristo ha resucitado, anuncia y realiza la victoria de la vida sobre la muerte. Somos testigos de esta esperanza. Un gesto que ha buscado también acompañar la soledad de miles de personas que han fallecido y mostrar esperanza y consuelo a sus familiares.
Desde el obispado malagueño se ha señalado que “la expresión mayor del drama que estamos viviendo es la muerte de miles de personas en soledad y, a veces, en la desesperación y falta de consuelo de sus familiares. La manera de despedir a los difuntos, celebrar ritos de esperanza y acompañar el duelo de sus deudos, está en el origen de la civilización. La actual crisis socava este pilar. La Iglesia es depositaria de la esperanza que brota de la fe en Cristo muerto y resucitado y se comparte en la caridad. Tocamos las campanas para ofrecer esta esperanza a quienes hoy más la necesitan”.