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Japón pedirá añadir al Patrimonio de la Unesco unas minas usadas en la II GM

Pese a las protestas de Corea del Sur por su antigua vinculación con trabajos forzados

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  • japón. -

El Gobierno de Japón decidió hoy presentar una propuesta a la Unesco para reconocer las minas de oro y plata de Sado como Patrimonio de la Humanidad, pese a las protestas de Corea del Sur por su antigua vinculación con trabajos forzados.

Las minas, situadas en una isla frente a la costa de Niigata (centro de Japón), fueron consideradas como unas de las mayores productoras de oro en el siglo XVII, y durante la II Guerra Mundial se explotaron para extraer minerales como el hierro, el zinc o el cobre destinados a la industria bélica.

La decisión del Ejecutivo nipón de iniciar el proceso para su inscripción en la lista de Patrimonio de la UNESCO ha desatado airadas protestas de Corea del Sur, y amenaza con convertirse en un asunto más que enturbie las relaciones bilaterales al igual que otros que tienen que ver con la ocupación nipona de la península coreana entre 1919 y 1945.

Japón "entablará diálogo con Corea del Sur y otras naciones con calma y educación con vistas a reconocer el valor de las instalaciones como bien cultural", dijo este martes el portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno, en rueda de prensa.

El pasado viernes, el primer ministro nipón, Fumio Kishida, afirmó que se trata de un patrimonio cultural "maravilloso" y mostró su comprensión por "las opiniones propias" del país vecino.

El Gobierno surcoreano ha señalado por su parte que la iniciativa nipona "es un intento de causar conflictos con estados miembros de la Unesco" y de "politizar" esta institución, además de llamar a consultas al embajador de Japón en Seúl, Koichi Aiboshi.

Estudios históricos citados por Seúl señalan que unos 2.000 coreanos fueron obligados a trabajos forzosos en estas minas durante la ocupación nipona de la península previa a la II Guerra Mundial, a los que se sumaron centenares más explotados en otras minas como la de carbón de Hashima (Nagasaki).

Se espera que la Unesco examine las instalaciones propuestas por Japón en los próximos meses y decida hacia mediados del año que viene su posible inclusión en la lista de Patrimonio Mundial, aunque este proceso podría retrasarse por la oposición surcoreana.

Ambos países mantienen abiertas disputas jurídicas y diplomáticas debido al pasado colonialista nipón, entre ellas las compensaciones exigidas por trabajadores coreanos forzados por empresas japonesas y el asunto de las esclavas sexuales del Ejército Imperial japonés, llamadas eufemísticamente "mujeres de confort" por Tokio. 

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