Benedicto XVI ha visitado con motivo del Año Santo la capital gallega, donde ha protagonizado diversos actos en medio del fervor de miles de fieles, aunque no se han cumplido las expectativas que pronosticaban que la ciudad se vería abarrotada con la presencia de más de 200.000 personas.
El avión en el que viajaba el obispo de Roma ha aterrizado a las 11:24 horas en medio de una densa niebla en el aeropuerto de Lavacolla, donde ha sido recibido por los Príncipes de Asturias y por el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba; el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y los ministros de Justicia, Francisco Caamaño, y Fomento, José Blanco.
Antes de llegar a Santiago, el papa Benedicto XVI ha declarado a bordo del avión a los periodistas que le acompañan desde Roma que España necesita una "reevangelización", y ha denunciado el vivaz enfrentamiento entre fe y modernidad existente en el país, además de abogar por un encuentro entre fe y laicidad.
El Papa ha advertido de que en España "ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta", y ha alertado de que "ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz".
Tras este mensaje lanzado por el Papa, el Gobierno ha evitado polemizar, aunque se ha mostrado sorprendido por la comparación que ha hecho el Pontífice entre la España actual y la de la II República.
El Gobierno no desea hacer comentarios sobre esas apreciaciones, defiende la libertad de expresión e insiste en que va a mantener una total colaboración para que la visita de Benedicto XVI sea un éxito.
También ha reaccionado a las palabras del Papa el coordinador general de IU, Cayo Lara, quien ha respondido a Benedicto XVI que es la Iglesia la que conserva la mentalidad que tenía durante la dictadura franquista.
Ya en su primera alocución en tierra gallega y ante las autoridades que acudieron al aeropuerto a recibirle, Benedicto XVI ha afirmado que los peregrinos que a lo largo de los siglos han recorrido el Camino de Santiago "fueron creando una vía de cultura, de oración, de misericordia y conversión".
Ha añadido que esa obra se ha plasmado en iglesias y hospitales, en albergues, puentes y monasterios, con lo que España y Europa fueron desarrollando "una fisonomía espiritual marcada de modo indeleble por el Evangelio".
Previamente, el príncipe de Asturias ha expresado su "enorme aprecio" por el compromiso del papa Benedicto XVI con "la paz, la libertad y la dignidad del ser humano", especialmente en los tiempos "complejos y de crisis que vive el mundo".
En el aeropuerto, el "peregrino más ilustre", como le ha definido el presidente de la Xunta, ha mantenido un breve encuentro con el vicepresidente primero del Gobierno, con quien ha hablado sobre la preocupación, compartida por el Pontífice y el Gobierno de España, por los efectos de la crisis, en especial sobre los sectores sociales más desfavorecidos.
Tras los discursos y el saludo a las autoridades, Benedicto XVI ha comenzado a mediodía, a bordo del papamóvil, el recorrido de unos 11 kilómetros que separan el aeropuerto de Lavacolla de la catedral compostelana, en cuyo trayecto un millar de escolares le han dado la bienvenida.
A su llegada a la ciudad, el Papa ha salido de la catedral a la plaza de la Quintana y ha entrado de nuevo en el templo por la Puerta Santa vestido de peregrino para orar ante la tumba del Apóstol y abrazar su imagen.
Siete mil personas esperaban en la plaza del Obradoiro cuando a las 16:40 horas, con más de 30 minutos de retraso, el Papa ha llegado al escenario montado para la misa que ha concelebrado con otros 120 obispos, incluida toda la curia española.
En su homilía, Joseph Ratzinger ha considerado una "tragedia" que en Europa exista la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad, y ha denunciado que se pretende arrinconarle al ámbito de lo privado, por lo que ha exhortado a Europa a salir a su encuentro "sin miedo".