La policía de Eslovaquia ha detenido a varias personas sospechosas de perpetrar el asesinato en febrero pasado del periodista Ján Kuciak y su novia, informó hoy el primer ministro eslovaco, Peter Pellerini.
"He recibido con satisfacción la noticia de que la policía ha detenido a los sospechosos del asesinato de dos jóvenes inocentes. Al mismo tiempo valoro el trabajo profesional de los investigadores y la fiscalía", señaló el jefe de Gobierno en su cuenta de Facebook.
El asesinato del joven reportero de investigación desencadenó una ola de protestas que hicieron dimitir en marzo pasado al entonces primer ministro, el socialdemócrata Robert Fico.
La policía eslovaca se ha limitado a confirmar, por el momento, la detención en el sur del país de ocho sospechosos, mientras prosiguen los registros de varias viviendas.
El primer ministro señala en su mensaje de hoy que "aprecia" el trabajo profesional de los investigadores y fiscales.
"La investigación y castigo de los culpables de este asesinato es una de las prioridades de mi Gobierno y estoy encantado de que los órganos policiales están realmente trabajando", precisó el primer ministro.
"Confío en que este atentado brutal se esclarecerá y desvelarán los motivos, así como quién está detrás, para que ese asunto deje de dividir a la sociedad", añadió.
El pasado 17 de septiembre el fiscal especial anticorrupción confirmó que el asesinato de Kuciak y de su novia, Martina Kusnirova, había sido por encargo debido a su actividad periodística.
La fiscalía reconoció entonces además que hubo fallos en la investigación desde el comienzo.
La justicia eslovaca ha colaborado con la italiana y el FBI de Estados Unidos, entre otros, para dar con los asesinos de los dos jóvenes, que murieron por disparos el pasado 21 de febrero en su casa de Velka Maca, cerca de la capital Bratislava.
El periodista, uno de los principales reporteros de investigación del país, había denunciado en sus trabajos las supuestas relaciones de altas esferas del poder con círculos mafiosos.
El doble asesinato hizo salir a las calles a decenas de miles de personas en el pequeño país excomunista, miembro de la Unión Europea (UE) desde 2007.
La presión social alcanzó tal nivel que el hasta entonces todo poderoso primer ministro, Robert Fico, así como su ministro del Interior, Robert Kalinak, se vieron obligados a dimitir en favor de un nuevo ejecutivo de coalición liderado por su correligionario Pellegrini.