La conferencia internacional de donantes organizada este lunes por la Unión Europea para el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico, tratamientos y una vacuna universal contra el coronavirus, en la que no participó Estados Unidos, logró recaudar 7.400 millones de euros contra la pandemia.
La cifra alcanzada se quedó cerca del objetivo esperado de 7.500 millones de euros (8.000 millones de dólares), de los que en torno al 53 % se destinará a las futuras vacunas, el 26 % a investigar nuevas medicinas y el 20 % para desarrollar test.
"Tendremos que aprender a vivir con el virus hasta que podamos desarrollar una vacuna" y asegurarnos de que los tratamientos lleguen "a todos los rincones del mundo", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que anunció una contribución de 1.400 millones de euros del Ejecutivo comunitario.
Japón aportó 760 millones de euros, Alemania 525 millones, Francia 500, Italia 150, España 125 y Portugal 10, mientras que Israel destinó 60 millones de euros, la Fundación Bill & Melinda Gates, 91, y Kuwait otros tantos, entre otras contribuciones.
Fuentes europeas explicaron antes de la cita que el objetivo de la conferencia era crear una alianza por un período de 2 años, sujeto a revisión, para compartir datos y conocimientos científicos, pero que no genere nuevas instituciones u organizaciones internacionales.
No se exige a los donantes que renuncien a los derechos de propiedad intelectual, pero en Bruselas se espera que opten por esa opción para garantizar un acceso universal a las soluciones médicas.
LOS LÍDERES
La conferencia consistió en una sucesión de pequeños vídeos o conexiones telemáticas con cerca de 60 jefes de Estado y de Gobierno, así como líderes de instituciones, agencias internacionales o fundaciones, en la que destacó la ausencia de Estados Unidos y la discreta participación de China, sólo a través de su embajador en Bruselas, y no anunció una contribución específica para el fondo.
"Ninguno de nosotros estará a salvo hasta que todos nosotros estemos a salvo", resumió el secretario general de la ONU, António Guterres, quien dijo que los 7.500 millones iniciales servirán para impulsar el desarrollo médico necesario, pero avisó de que para llegar a todo el planeta "harán falta cinco veces más".
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, celebró que la vacuna será "un bien público mundial (...) que no pertenecerá a nadie, sino que nos pertenecerá a todos", lo que no implica renunciar a la remuneración, al tiempo que el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, que estuvo ingresado por coronavirus, subrayó que "ninguna compañía farmacéutica podrá hacer esto sola".
"El ser humano no es invencible, sino más bien vulnerable (...). Unidos somos mucho más fuertes contra el virus", dijo en su intervención el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, mientras que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, declaró: "No podremos volver a la completa normalidad hasta que no tengamos una vacuna".
Se sumaron a la cita, entre otros, Corea del Sur, Noruega, México, Finlandia, el Banco Mundial y también responsables de países en desarrollo como el rey Abdalá II de Jordania, quien subrayó la importancia de llegar a los "refugiados y desplazados", o el presidente de Sudráfrica, Cyril Ramaphosa, que agradeció los esfuerzos para asistir a países con sistemas de salud frágiles.
La campaña se nutre también de celebridades para movilizar a la opinión pública, como el entrenador de fútbol portugués José Mourinho o la cantante estadounidense Madonna, quien aportará 1 millón de dólares.
LA INVESTIGACIÓN
Más allá de medicamentos y mejores diagnósticos mientras llega la vacuna, el reto de esa solución médica definitiva es enorme, pues la vacuna más rápida desarrollada en la historia tardó 4 años en llegar desde los ensayos clínicos hasta recibir autorización sanitaria en 1967, y nunca antes se ha creado una vacuna para humanos contra un coronavirus.
Pero existen elementos que dejan espacio a la esperanza, como la concentración mundial de recursos para desarmar al Sars-CoV2 y el hecho de que existen nuevas tecnologías, como la genética inversa o las fórmulas del ácido ribonucléico mensajero (ARNm), que copia el código genético del virus y no requiere cultivo ni fermentación.
También puede ayudar a acelerar el trabajo en paralelo y no lineal de las investigaciones, sin esperar a los resultados de una fase para empezar a trabajar en la siguiente, pese a que aumentan los riesgos financieros.
De ahí que en Bruselas avisaran ya antes de la conferencia que los 7.500 millones de euros planeados es solo el principio de la financiación y que "potencialmente se necesitará mucho más en los próximos años".
Hay al menos 115 proyectos de vacunas en curso, la mayoría de ellos con financiación privada, además de otros ensayos para conseguir tratamientos efectivos y pruebas de diagnóstico rápidas y fiables.
Entre las iniciativas para dar con la vacuna hay algunas supuestamente más prometedoras, como la de la firma biotecnología CanSino Biologics, en colaboración con el Ejército de China, la estadounidense Moderna Therapeutics con la técnica ARNm o la farmacéutica francesa Sanofi, a partir de estudios previos contra el MERSR.
También generan expectación la vacuna que prepara el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, la farmacéutica británica GlaxoSmithKline en colaboración con una firma biotecnológica china, la alemana BioNTech o la estadounidense Johnson & Johnson en base a tecnología desarrollada contra el ébola, entre otras.