El escritor malagueño Antonio Soler, ha asegurado hoy que con su último libro "Boabdil. Un hombre contra el destino", con el que se introduce por primera vez en la novela histórica, no ha querido hacer "una geografía" ni "santificar" al que fue último rey de Granada, sino desentrañarlo e interpretarlo.
Soler, que ha presentado su obra en la Alhambra de Granada -que fue capital del reino nazarí-, se ha referido a la que considera imagen "caricaturesca" y "malintencionada" que la historia ha dejado de Mohammed XII a partir de la supuesta célebre frase de su madre Aixa: "Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre".
"Yo no he incluido en la novela esa famosa frase, que creo que no es más que una caricatura de Boabdil malintencionada, hecha por parte de sus enemigos, empeñados en hacer de él un ser débil, pusilánime", ha sentenciado.
El escritor, que ha señalado no obstante que no ha pretendido "santificar" al monarca nazarí sino "desentrañar e interpretar" su personaje, considera que fue un hombre "atormentado", al que le tocó gestionar un papel "muy poco grato" -el final de una dinastía- y tomar decisiones que no le iban a dejar bien ante la historia.
A partir de una exhaustiva labor de documentación, recompone así al personaje a través de sus movimientos y de las decisiones clave antes y durante su reinado y centra "el foco" de su narración en una relación y "amistad imposible" entre Boabdil y la figura de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán.
Soler ha subrayado además los vínculos de la época recogida en su novela con el presente para descubrir -a su juicio- la "escasa evolución" que en determinados asuntos ha tenido la historia, sobre todo respecto a la relación entre el mundo árabe, cristiano y judío.
Esas tres culturas intentaban entonces establecer un sistema de convivencia o de exclusión, en un entorno dominado por los intereses políticos y en el que se estaba fraguando la identidad de lo que iba ser a ser España, con la religión como modo de cohesionar a un territorio y una sociedad hasta entonces desmembrada.
"Me he encontrado leyendo determinados pasajes de la historia de estos personajes con enunciados que podrían estar pronunciados perfectamente por Al Qaeda o fanáticos israelíes", sostiene el escritor, quien opina que escapar de los absolutismos y fanatismos sigue siendo el problema que tiene el hombre "desde que es hombre".
"Un hombre contra el destino" retrata en definitiva a un personaje injustamente tratado, que fue menospreciado por los cristianos, quienes veían en él un rey débil, y por los musulmanes, que lo consideraban un traidor del islám.
La novela se articula además en torno a la relación con el Gran Capitán, un estratega que puso su talento militar y político al servicio del rey Fernando y un hombre de espíritu "muy parecido" en lo esencial al de Boabdil.
En la obra, Soler alterna las escenas épicas con un estudio psicológico de los protagonistas de una contienda con la que se cierra la época de la lucha a espada para dar paso a la guerra moderna, marcada por las armas con pólvora.