Vozmediano, autor de una decena de libros sobre Doñana y miembro del Patronato de este Parque Nacional desde su creación (1979) hasta 2005, acaba de editar Silencio en Doñana una obra en la que, entre otros aspectos etnográficos, estudia y documenta 767 palabras vernáculas de las marismas del Guadalquivir, zona secularmente aislada de las comarcas urbanizadas.
“Doñana es muy conocida por su patrimonio natural, pero muy desconocida por el cultural; su patrimonio etnográfico, antropológico, sus guardas, sus costumbres tradicionales, su habla, las casas en las que vivían, los palacios de Doñana, las torres almenaras... todo eso está tan en peligro o más que el patrimonio ecológico o biológico”, advirtió.
El habla vernácula de Doñana es uno de los patrimonios más valiosos y en mayor riesgo de extinción porque, según Vozmediano, ya no quedan guardas tradicionales que vivan dentro del espacio protegido y los de tercera o cuarta generación, de familias como los Clarita, Espinar o Vázquez, están falleciendo “y con su muerte el habla de Doñana desaparecerá absolutamente”.
“En Doñana ya se ha extinguido la especie humana de los guardas tradicionales, no queda ninguno; se han jubilado y para colmo ya hoy día casi ni se les deja entrar cuando se debería de haber permitido que siguiesen viviendo en sus casas tradicionales; muchos de ellos han salido de Doñana llorando”, apostilló.
Vozmediano ha documentado 767 términos vernáculos de Doñana, muchos de los cuales designan especies animales o vegetales, topónimos y costumbres de estas marismas que durante siglos fueron coto de caza y residencia de reyes y de nobles españoles.
Este estudioso de Doñana ha recordado que los expertos catalogan un habla como vernácula cuando suma cuatrocientas palabras propias, por lo que ha urgido a conservar este patrimonio inmaterial de las marismas del Guadalquivir, como aconseja la Unesco.
Vozmediano ha señalado que muchas palabras vernáculas de Doñana recogen términos acuñados por los guardas durante siglos, algunas desde la Edad Media, como se ha comprobado en el archivo de la casa de Medina Sidonia.
Relatos orales y canciones transmitidos de generación a generación, y diarios de campo redactados durante décadas por los guardas corren peligro.