La nueva edición de la Ortografía, elaborada por las veintidós Academias de la Lengua Española durante ocho años, es “más científica, coherente y exhaustiva” que la de 1999, según sus autores, y nace con la vocación de ser una “Ortografía para todos” y de servir “a la unidad” del idioma.
Esta edición, presentada ayer en Madrid en la sede de la Real Academia Española (RAE) con la asistencia de académicos de varios países, no reforma las reglas de siempre, “muy consolidadas”, pero sí contiene algunos cambios que en unas ocasiones se dejan en “recomendaciones”, pero en otras cobran categoría de norma.
Así, a partir de ahora, quienes escriban “guion” y truhan” con tilde cometerán falta de ortografía, pero, si lo desean, podrán ponerle acento gráfico al adverbio “solo” y a los pronombres demostrativos.
También desaparece la tilde en la conjunción disyuntiva “o” entre números, es decir, se escribirá “20 o 30 niños”.
Algunas de las innovaciones que contiene esta edición se hicieron públicas a principios de noviembre y causaron una gran polémica, entre ellas la decisión de unificar los nombres de las letras del alfabeto y querer llamar “ye” a la “i griega”; “be” a la “be larga”, “be alta, “be grande”, y “uve” a la “ve corta”, “ve chica” o “chiquita”, “ve pequeña”.
Pero, en la redacción final de la Ortografía, esa propuesta ha quedado en una mera “recomendación”, que “no implica interferencia en la libertad que tiene cada hablante o cada país de seguir aplicando a las letras los términos que venía usando, algunos de ellos (como la “i griega”) con larga tradición de siglos”.
La “ch” y la “ll” se consideran dígrafos y desaparecen oficialmente como letras del alfabeto, una categoría que tenían desde el siglo XIX. Aunque en realidad “su muerte” ya se anunció en la edición del Diccionario académico de 2001, donde no figuraban como tales letras por separado.
Polémica fue también la propuesta de suprimir de forma definitiva la tilde del adverbio “solo” y de los pronombres demostrativos. Los académicos siguen creyendo que no es necesario hacerlo, pero no lo dicen de manera tajante sino con un “a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación”, porque “las posibles ambigüedades son resueltas casi siempre por el propio contexto comunicativo”.
Sin embargo, los que sí pierden definitivamente el acento gráfico son los monosílabos con diptongo ortográfico, del tipo de “guion”, “truhan”, “Sion”, “Ruan”, “hui” o “riais”, aunque haya zonas, como sucede en España, donde se pronuncian con hiato y se perciban como bisílabos. La nueva Ortografía afirma sin rodeos que estas palabras “se escribirán siempre sin tilde”.
Novedad es también que, a partir de ahora, haya que escribir “exnovio”, “exministro”, “exgeneral”. Pero el prefijo “ex” irá separado si la base léxica que le sigue está formada por más de una palabra, como sucede en “ex capitán general”.
Para “preservar la coherencia y simplicidad del sistema ortográfico”, la nueva Ortografía “recomienda” eliminar la letra “q” cuando equivale al fonema “k”, y, por tanto, lo conveniente será escribir “cuórum”, “cuásar”, “Irak” y “Catar”.