José Antonio García Rodríguez, el joven conocido como el 'Cobra' acusado de agredir con una piedra en agosto de 2011 en la localidad sevillana de Utrera a una menor de 13 años a la que dejó en coma, y a la que había conocido a través de la red social 'Tuenti', ha aceptado una pena de 21 años y tres meses de cárcel, según han informado a Europa Press fuentes del caso.
Durante el juicio por estos hechos en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado se ha limitado a reconocer los hechos, tras lo que tanto la Fiscalía como la acusación particular han rebajado a 21 años y tres meses sus peticiones iniciales de prisión, de 29 y 31 años, respectivamente, al aplicar las atenuantes de retraso mental y trastorno esquizoide.
De este modo, el acusado ha aceptado 12 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa cometido sobre la menor; un año y seis meses por un delito de amenazas; cuatro años de prisión por dos delitos de abusos sexuales y otros nueve meses por provocación sexual, ya que, según el fiscal, el acusado indujo a la menor "en numerosas ocasiones a ejecutar actos de contenido sexual" por internet y realizó ante ella "actos de exhibición obscena" con "evidente ánimo lascivo y libidinoso".
Asimismo, el imputado ha aceptado tres años de presión por un delito de lesiones cometido sobre la abuela de la menor, quien se lanzó sobre el acusado después de que éste agrediera a su nieta con la piedra, momento en el que el 'Cobra' le golpeó en la cara con la misma piedra utilizada previamente.
Los hechos ocurrieron a finales de agosto de 2011, cuando la menor paseaba junto a su abuela por Utrera cuando fueron sorprendidas y agredidas por el acusado. Tras ello, se dio a la fuga, aunque finalmente fue detenido en París.
Desde el primer momento, la Guardia Civil realizó pesquisas para poder localizarlo y detenerlo, encargándose de la investigación el Equipo Mujer Menor (Emume) de Policía Judicial de la Guardia Civil. En la investigación se barajaron varias hipótesis sobre el paradero del agresor, entre ellas la posibilidad de que se hubiera suicidado, tal y como anunció él mismo por Internet; que se encontrara en España; que hubiera huido de España a través de Portugal, o que hubiera salido de la Península Ibérica hacia Francia.
Ante la eventualidad de que el huido hubiera abandonado el territorio nacional, se solicitó el dictado de una orden europea de detención y se lanzó una orden de búsqueda por distintos países del entorno de España. De forma paralela, la Guardia Civil mostró la fotografía del agresor a los medios de comunicación solicitando la colaboración, la cual fue "multitudinariamente" acogida, recibiéndose "innumerables" comunicaciones que fueron comprobadas una por una.
Toda vez que el agresor carecía de medios de subsistencia, se desplegó un importante trabajo de investigación en torno a estaciones trenes, de autobuses, parques, comedores sociales o albergues. En una de estas actuaciones, la Benemérita contactó con el enlace policial francés en la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, a través del cual se encomendó a la Brigada Nacional de Búsqueda de Fugitivos (BNRF), dependiente de la Dirección General de Policía Judicial Francesa, la búsqueda y localización del fugitivo.
Fruto de estos esfuerzos, finalmente se le consiguió localizar en el barrio parisino de Bagnolet de París, en las inmediaciones de una estación de autobuses, donde al parecer vivía como un indigente. Los agentes de la BNRF detuvieron inmediatamente al fugitivo, que solía vestir con ropa de estilo gótico.