Esperando a Godot

Publicado: 27/04/2014
El replanteo de las zonas verdes incrementará el impacto visual de las torres de Altadis al eliminar los árboles que tapan los edificios de las Cigarreras
El Pleno municipal ha aprobado el convenio con Altadis que permitirá la construcción de tres torres de entre 27 y 30 metros en los suelos de la antigua fábrica de tabacos. Su impacto visual ya fue motivo de preocupación de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, durante la entrevista que mantuvo en San Telmo con Zoido para que éste le explicara la operación urbanística.

El alcalde declaró que “en principio, los edificios que están por detrás del que se construirá tienen mayor altura que el que se va a levantar, por lo que el impacto visual no será de importancia”. En esa línea se expresó en el Pleno el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, al subrayar que los edificios de la glorieta de las Cigarreras tienen 11 plantas (12 si se cuenta la baja), por lo que a su juicio los 30 metros de la torre de Altadis no tendrán un gran impacto en la zona.

Si un observador se sitúa en el Paseo de las Delicias frente al edificio principal de Altadis, no percibe ningún impacto visual de los que están detrás del complejo industrial pese a tener éste cuatro plantas y algunos situados en esa zona de la calle Juan Sebastián Elcano ocho y nueve alturas.

Y ello es así porque las cuatro alturas de Altadis equivalen a la de los inmuebles posteriores con el doble de plantas, como ratifica el informe del Servicio de Planeamiento: “El complejo de la fábrica es un recinto cerrado donde en su interior se disponen una serie de edificaciones, siendo la principal el edificio de tres y cuatro plantas de altura (equivalente en metros a seis o siete plantas) construido en el año 1954…”.

El edificio de 11/12 plantas de la glorieta de las Cigarreras al que se refiere Vílchez no está detrás del complejo tabaquero, sino a la izquierda del puente de Los Remedios mirando desde el Paseo de las Delicias y su impacto es muy perceptible desde la margen izquierda del Guadalquivir cuando el observador se sitúa en la glorieta de los Marineros Voluntarios y su entorno. Ahora bien, cuando el espectador se coloca enfrente de los actuales talleres de Altadis, esa mole queda muy difuminada por la hilera de enormes eucaliptos, aparentemente incluso de mayor altura que aquélla, que separa la fábrica de la multinacional de los jardines de Manuel Arellano.

La existencia de los grandes eucaliptos, unida al hecho de que a partir de la glorieta de las Cigarreras los inmuebles de la avenida presidente Adolfo Suárez se van separando del río progresivamente en forma de curva y ensanchando el campo visual minimizan su impacto paisajístico desde el primer tramo del Paseo de las Delicias.

Reparcelación
Sin embargo, la construcción de las tres torres en Altadis obligará, tal como figura en los planos y se encargó de subrayar Juan Espadas, a ocupar la zona verde colindante con el puente de Los Remedios (Jardines de Manuel Arellano y de Manuel Ferrand), ahora calificada como ST-4 y sobre la que en el futuro se alzará un edificio de 27 metros que se “comerá” el actual espacio ajardinado y, presumiblemente, los enormes eucaliptos que actúan de pantalla vegetal.

Difícilmente se conservarán los grandes árboles que tapan la visión de los edificios traseros si, como se prevé, se construye debajo de las torres un parking subterráneo.

Zoido ya reconoció que habrá un “replanteo” de los jardines, “los cuales no se pierden, sino que se trasladan al interior”. Efectivamente, se prevé que tras la reparcelación los actuales jardines, desde los que se puede ver el río, los jardines de San Telmo, el Parque de María Luisa y pabellones del 29 se trasladen y queden encajonados entre las torres de Altadis y los bloques de la calle Juan Sebastián Elcano, por lo que las plantaciones habrá que empezarlas de cero.

Si tenemos en cuenta que las torres irán mucho más cerca del río, el resultado de la operación será que saltarán a la vista también los actuales edificios de 11-12 plantas de la glorieta de las Cigarreras y se formará así un muro-pantalla de torres de unos 30 metros en la margen derecha del Guadalquivir.
Vílchez ha dicho en o tras el Pleno que en el convenio el Ayuntamiento se ha reservado expresamente el derecho de veto sobre el diseño final de los edificios con el fin, precisamente, de evitar que se construyan inmuebles que generen un alto impacto visual. El delegado se confunde, porque su aserto no responde al texto del convenio elevado al Pleno. No existe tal derecho de veto. Y aunque existiera, versaría en todo caso sobre el diseño de las torres, no sobre su altura (27 y 30 metros), ratificada en el convenio y que es lo que provoca el impacto visual.

Si se suma la recalificación de estas 3 ha de suelo a las de 10 ha del puerto para otro complejo terciario en torno a un Auditorio, Sevilla va a perder 13 ha de suelo industrial para destinarlo a usos hoteleros, comerciales y lúdicos que tanto abundan en la ciudad mientras se deslocaliza la industria (Altadis, Danone, Cargill, Panrico, Flex….) y el paro afecta a 92.000 sevillanos.

Por eso, en el Pleno el debate sobre la recalificación de Altadis trascendió al plano del modelo de ciudad y hasta dónde nos llevará el más de lo mismo comercio-hoteles-oficinas y el abandono/deslocalización de la industria. Se constató por las declaraciones de Vílchez que el Ayuntamiento carece de iniciativa para paliar la situación y se limita a aprobar proyectos de terceros sin plantearse qué suponen para la ciudad y al presumible objetivo de lograr una economía diversificada y no dependiente del monocultivo comercial y turístico.

Vílchez destacó que el gobierno ha logrado que en la antigua fábrica de tabacos no se hagan viviendas, como si la decisión sobre el destino de los suelos y la potestad planificadora no dependieran de él y fuera Altadis la que hubiera hecho esa concesión graciable a la ciudad.

El delegado también declaró: “No ha venido nadie para un proyecto de servicios terciarios avanzados. ¿Qué quieren que hagamos?”. ¿No ha venido nadie o el Ayuntamiento no ha salido a buscarlo ni tampoco se le ha ocurrido que en esos suelos estratégicamente situados y calificados como de uso industrial singular podrían instalarse servicios avanzados en vez de lo de siempre? ¿Para qué sirve entonces pagar un buen dinero a consultoras como Deloitte con el fin de que, supuestamente, capten proyectos de inversión para Sevilla, y vender continua y tópicamente nuestra estratégica posición entre el Norte y el Sur y el Este y el Oeste y nuestra calidad de vida?.

El mínimo debate sobre la recalificación de Altadis y el reconocimiento de que no ha venido nadie con una alternativa a los comercios, veladores y mercados gourmet, no de que nosotros no hemos ido a la caza de proyectos de ese tipo, es la demostración de que Sevilla, poco activa y demasiado pasiva, siempre está, como en la obra de Beckett, esperando a Godot.

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