La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha llevado a cabo "la mayor incautación hasta la fecha" contra el contrabando de tabaco al desmantelar cuatro fábricas clandestinas de tabaco falsificado con una producción sin interrupción durante todo el día, dando salida desde Sevilla y Toledo a 34.000 cajetillas, lo que generaba unos beneficios de 153.000 euros por hora.
"La operación supone un cambio en el modus operandi del contrabando, ya que hasta 2014 entraba fundamentalmente por vía marítima y ahora ya se fabrica en territorio nacional, lo que supone un ahorro de coste para la organización criminal", ha explicado este miércoles en una rueda de prensa el comandante de la UCO Antonio Balas, responsable de la investigación.
Sólo en la operación 'Lerna', que se ha saldado con 47 detenciones y la incautación de 69 toneladas de picadura de tabaco y 2,3 millones de cajetillas listas para la comercialización, además de 600.000 euros en metálico, se ha duplicado el tabaco de contrabando aprehendido desde Andorra y otros puntos habituales de entrada.
El comandante Balas ha puesto en valor la vinculación de la organización criminal desarticulada, que estaba liderada por un ciudadano búlgaro, con el tráfico de drogas. "Sería una fuente de financiación segura para después acometer otros tráficos ilícitos", ha señalado.
De hecho, ha comparado la instalación de las fábricas en España con el tráfico de cocaína. "Es como si los laboratorios de cocaína de Colombia se situasen en la zona de consumo directamente", ha subrayado el comandante. Es decir, el coste de 130.000 euros por contenedor de tabaco que entra de forma clandestina se abarata al tener las fábricas en España hasta los 20.000 euros.
De sol a sol
La organización disponía de un sistema de vigilancias para utilizar a trabajadores que llegaban a España por vía aérea. Aquí eran recogidos en coches tintados y se les encapuchaba hasta que llegaban a las fábricas en Seseña (Toledo) y Mairena del Alcor (Sevilla). "No salían de la fábrica ni veían la luz del día en tres meses y trabajaban en grupos de siete personas, doce horas seguidas cada uno de esos grupos", ha especificado el jefe de la investigación.
Los trabajadores, considerados víctimas por los investigadores, cobraban entre 3.000 y 4.000 euros. En las fábricas, que funcionaron durante meses hasta la irrupción de la Guardia Civil, disponían de diversos catres, útiles de cocina, comida, bebida y un rudimentario gimnasio, aunque tenían prohibido fumar. También había "una pequeña oficina de calidad para adecuarse al gusto del cliente". La venta del tabaco se realizaba directamente en la calle o en bares, nunca en estancos o comercios habituales de distribución de este producto.
La explotación de la operación 'Lerna' -que continúa abierta-- se llevó a cabo el 4 de octubre. De los 47 detenidos bajo la dirección del Juzgado de Instrucción número 7 de Illescas (Toledo) hay nueve ciudadanos ucranianos, uno búlgaro (el líder), seis rumanos, 28 moldavos, un francés y dos españoles, estos últimos encargados del alquiler de las fábricas para no levantar sospechas. Se han realizado siete registros y los investigadores creen que, además de en España, el tabaco se podría distribuir por países europeos.