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Sevilla

Los CIAM: la primera línea contra la pandemia de la violencia

El Ayuntamiento mantiene abiertos dos de los centros de la red de Centros de Atención a la Mujer para garantizar la supervivencia de las mujeres más vulnerables

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En la primera planta del Hogar Virgen de los Reyes, al fondo a la izquierda, hay dos personas que, en sus puestos de trabajo estos días, también están salvando vidas. No están enfundados en monos de plástico ni llevan cubierto el rostro con equipos de protección individual, pero su su voz al otro lado del teléfono o su presencia física en su puesto de trabajo están evitando que muchas mujeres en situación de vulnerabilidad, muchas de ellas además víctimas de malos tratos, tiren literalmente la toalla.

Es viernes y Loli y Eloy están en el Centro Integral de Atención a la Mujer (CIAM) del Hogar Virgen de los Reyes, uno de los dos centros que el Ayuntamiento de Sevilla ha decidido dejar abiertos por considerar este servicio esencial en este estado de alarma. El otro de los centros abiertos es el de Nervión. El horario de atención es por las mañanas, pero para no dejar desatendida la tarde, de 15.00 a 20.00 horas, la Delegación de Igualdad del Ayuntamiento, de la que dependen los CIAM, ha habilitado tres teléfonos de atención jurídica, social y psicológica. La atención a los más débiles, a los que más sufren, no puede confinarse hasta que amaine la pandemia del Covid-19.

Los CIAM se adaptan al estado de alarma.

Muchas de las usuarias que tenemos están, en estos momentos, en la supervivencia, contenidas”, explica Loli Reyes, que es trabajadora social. La supervivencia tras el estado de alarma se resume en tener qué comer, reconoce Loli, que reclama “mayor coordinación” entre todos los servicios sociales que están disponibles porque están buscando alimentos “a contrarreloj y de debajo de las piedras”. “Te vas a casa con la intranquilidad de si has hecho bien tu trabajo”, reconoce esta trabajadora de la plantilla de los CIAM, cuya red se amplió de seis a ocho centros el pasado 3 de febrero.

Eloy Pérez, psicólogo, relata que las mujeres que estos días recurren al CIAM buscan “desahogarse”. Sus procesos de separación o divorcio, por ejemplo, están “paralizados”, pero es que la preocupación ahora es otra: “Se preguntan qué va a pasar con su futuro”. El Covid-19 ha golpeado los precarios medios de subsistencia de muchas de las usuarias (2.600 en el año 2019, el 60% de las cuales son víctimas de violencia de género) y éstas no pueden plantearse ahora marcharse de casa. No obstante, si hay que actuar, se actúa. En este sentido, Teresa García, directora general de Igualdad, recuerda el caso de una mujer que fue derivada a una casa de acogida hace tan sólo unos días. “Queríamos garantizar la atención a las mujeres que ya eran usuarias pero también a las nuevas situaciones de violencia que se pueden producir en este estado de confinamiento”, explica García. La delegada de Igualdad, Adela Castaño, lo refrenda: “Ahora más que nunca su Ayuntamiento quiere decirle a estas mujeres que no están solas”.

La plantilla de los CIAM va rotando en los dos centros que están abiertos y el resto de la semana, teletrabajan. Disponen de material de protección con el que poder atender físicamente a quien acude a las oficinas sin correr riesgos. En su jornada diaria, cada profesional llama a las usuarias (preservando su seguridad) a las que asesora para saber cómo están. Llamadas en las que son esas mujeres vulnerables las que les dan ánimo a ellas y se interesan por cómo están. Ellas, esenciales para los profesionales de los CIAM, salvan con su ejemplo del virus de la indiferencia y la insolidaridad.

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