El Ayuntamiento de Sevilla, Emasesa, el PCT Cartuja, Gerencia de Urbanismo, la Universidad de Sevilla, el CSIC y la Fundación Innovarcilla, en el marco de la estrategia de impulso de proyectos sostenibles, innovadores y que recuperen espacios públicos para el uso ciudadano, han abierto un proceso de participación ciudadana en torno a la iniciativa Cartuja Qanat.
Se trata de una inversión de cinco millones de euros de los cuales el 80 por ciento procede de la convocatoria europea Urban Innovations Action, que va a transformar por completo la Avenida Thomas Alva Edison en la Cartuja, como informa el Ayuntamiento en un comunicado.
El proyecto recoge la puesta en marcha de soluciones innovadoras y nuevas propuestas técnicas a través del desarrollo bajo la avenida de un qanat o galería subterránea para captación de agua con origen en Persia en el primer milenio antes de Cristo. En la superficie está programado tanto un zoco como un anfiteatro y una conexión entre ambos espacios que permita un sistema de bioclimatización que adapte este espacio al cambio climático.
Se trata de un proyecto de transformación urbana innovador a través de cual se fomentará el uso de la calle como dinamizador social, mejorándola e involucrando en esa transformación a todo el ecosistema de la ciudad (agentes públicos, privados y ciudadanos).
Con el objetivo de lograr que la avenida se convierta en un nuevo espacio de centralidad dentro del parque de La Cartuja, durante el año 2020, se inicia un proceso de participación con el objetivo principal de sumar a empresarios, trabajadores, universidad, estudiantes y residentes en la ciudad de Sevilla en la definición de los usos y el modelo de gestión para la recuperación de esa avenida como nuevo espacio abierto y de uso público del parque de la Cartuja.
Para ello, se han habilitado tres vías de participación. La primera será coordinará por el Ayuntamiento y está dirigida a personas empadronadas en la ciudad a través del programa Decide Sevilla. La segunda está impulsada el PCT Cartuja y se destina a empresas del parque científico. Y la última, promovida por la Universidad, se encuentra centrada en profesorado y estudiantes. Este proceso contribuirá a la definición de los usos y el modelo de gestión del espacio una vez que se culmine el proyecto técnico.
"El proyecto Cartuja Qnat se enmarca dentro de una estrategia de innovación urbana, de búsqueda de soluciones de eficiencia energética y de un modelo de ciudad sostenible y comprometido en la lucha contra el cambio climático. Es un gran proyecto que ciudad que, junto a otras iniciativas que están en marcha en la Cartuja como el proyecto ecity Sevilla van a situar al Parque Científico y Tecnológico como un laboratorio urbano y un referente a nivel nacional e internacional", explicó el delegado de Transición Ecológica, David Guevara.
El emplazamiento elegido para el proyecto es la calle Tomás Alva Edison, de la Isla de la Cartuja, entre la calle del Agua y la calle Leonardo da Vinci, un espacio que fue urbanizado con motivo de la Expo '92, y en el que hay actualmente elementos tales como un anfiteatro, un acueducto, zonas verdes, fuentes de agua y pérgolas.
El ecosistema que se quiere obtener con el Proyecto Cartuja Qanat para la lucha contra el cambio climático y conseguir el objetivo de una mayor presencia en la calle de los usuarios conquistando espacios nuevos para su uso, se basa en tres pilares fundamentales: el sistema acueducto-Qanat, el zoco y el anfiteatro.
Para el desarrollo de este proyecto, actualmente en fase de redacción, se requiere, por un lado, la implantación de nuevos elementos (qanats, zoco, canalizaciones para la interconexión entre circuitos aire/agua, instalaciones auxiliares, etc) y, por otro lado, la modificación de algunos elementos existentes, como el acueducto o el anfiteatro, para adaptarlos a los objetivos bioclimáticos.
El zoco será el elemento principal dentro de los nuevos elementos a implementar en el proyecto y ocupará un espacio central en el bulevar, extendiéndose a ambos lados del acueducto existente, con una superficie aproximada de 750 metros cuadrados. Será el elemento que concentre la mayor parte de las tecnologías innovadoras, en estrecha relación con el acueducto y los qanats. Se ha previsto su acondicionamiento climático tanto en modo verano como en modo invierno, activándose a partir de una determinada temperatura exterior.
Recreará un espacio confortable semienterrado, con una profundidad bajo rasante de dos metros, mientras que la altura sobre rasante en el perímetro será variable, de tal manera que aproveche, por un lado, las ventajas que corresponden a un espacio semiconfinado para conseguir un mejor efecto de acondicionamiento del aire, al favorecer la conservación de las bajas temperaturas obtenidas de la refrigeración del aire procedente del qanat, con el que estará conectado mediante una serie de conductos.
Y, por otro lado, aprovechar las ventajas de la iluminación natural que llegará al recinto al no estar completamente confinado su perímetro, y potenciará en el interior del zoco con la implementación de recursos arquitectónicos y ambientales, como lucernarios.
El zoco contará con una cubierta de tipo plegada y su espacio interior será diáfano. Su perímetro no estará dotado de un cerramiento compacto y continuo convencional. Se dispondrán gradas en todos sus laterales excepto en la fachada sur. Entre las gradas y los qanats albergarán unas franjas con vegetación.
El diseño de cubierta plegada busca una imagen dinámica en el interior del zoco, con posibilidad de ampliación. Los pliegues de la cubierta permiten el juego de alturas, que es compatible con el funcionamiento de la instalación, así como la apertura de huecos y ventilaciones en las orientaciones óptimas requeridas.
En este sentido, se destaca el potencial de la cubierta plegada para conseguir "hacer suyo" también el espacio exterior anexo al zoco, en la zona este, que se puede convertir en una plaza anexa, potenciado la posibilidad de que puntualmente algunos elementos de la cubierta puedan dirigirse hacia esa zona.
Esta plaza anexa es también una oportunidad más para potenciar la iluminación del zoco y generar una mayor sensación de apertura y ligereza del conjunto. Del total del interior que se va a generar en el zoco, el volumen que hay previsto acondicionar desde el punto de vista bioclimático es, como máximo, de 1.500 metros cúbicos, que para una superficie del orden de 750 metros cuadrados equivale a una altura de dos metros.
Cada una de las fachadas del zoco tendrá un tratamiento diferente acorde con las necesidades de control solar y viento definidas por el equipo técnico encargado de la redacción del proyecto, compuesto por Emasesa y Universidad de Sevilla.
Así, por ejemplo, las fachadas norte y sur arrancarán desde rasante y serán compactas, mientras que la fachada oeste se resolverá mediante lamas de aluminio con una determinada separación entre ellas y un ángulo de inclinación fijo. En el caso de la fachada este, se ha proyectado mediante cables entre la cubierta y la rasante, que dispuestos a una determinada separación entre ellos, servirán de soporte a la vegetación, que será el elemento que de opacidad y densidad a esta fachada.
La cubierta proyectada para el zoco permite incorporar los requisitos técnicos derivados de la instalación bioclimática concebida para este espacio (necesidad de instalar placas fotovoltaicas, elementos de disipación, entre otros).
En la zona noroeste, se dispondrá una edificación para albergar el aseo público para dar servicio al zoco, así como el cuarto técnico de instalaciones. Este volumen de edificación quedará integrado con el volumen propio mediante una cubierta plana de acabado vegetal. En el cuarto técnico se ubicarán los elementos necesarios para el funcionamiento de las instalaciones.