El Real Alcázar de Sevilla está aplicando su protocolo sanitario frente a la COVID-19 e implementando nuevas medidas de prevención tras haberse confirmado tres positivos entre la plantilla de jardineros, y todo ello con conocimiento de los representantes sindicales de los trabajadores y conforme al Plan de Contingencia y el Plan de Limpieza con los que el monumento de dotó en abril pasado para su personal y reforzado, además, de cara a la reapertura al público a mediados de junio después de concluir la vigencia del estado de alarma. Los trabajadores afectados, asimismo, no han tenido contacto con los visitantes del monumento, y se prevé la realización de pruebas de detección del coronavirus a toda la plantilla.
La organización interna anti COVID-19 en el monumento establece cuatro áreas dentro del Real Alcázar (Jardines, Administración, Actividades y Dirección) con una serie de precauciones para evitar el contacto entre sus trabajadores y un sistema de turnos, de manera que se minimiza el riesgo de contagio, se evita la paralización completa de un departamento en caso de contagio y no se llega al extremo del cierre del monumento salvo que, según consta en el protocolo, lo determine la autoridad sanitaria.
Junto con la obligatoriedad del control de temperatura, el uso de gel hidroalcohólico, la distancia de seguridad y la mascarilla, la limpieza y desinfección de espacios comunes, vestuarios y servicios es asumida, según contempla el Plan de Limpieza que fue trasladado a la plantilla y a sus representantes sindicales, por una empresa externa de limpieza, que es la que, asimismo, ha reforzado estos trabajos tras la confirmación del primer positivo. La entrada y salida de los trabajadores se efectúa por grupos o turnos, y antes de cada entrada se acomete una desinfección preventiva de estos espacios comunes, empleando para ello una disolución en agua de un producto clorado con 40-50 g/l de cloro a una dilución de 1:50 (1 parte del desinfectante por 50 partes de agua).
Antes del primer caso confirmado en el ámbito laboral, en concreto entre el personal adscrito al departamento de Jardines, se tuvo conocimiento de un portero vigilante que había dado positivo durante sus vacaciones, sin que en ningún momento tuviera presencia en el Real Alcázar. Es el pasado domingo, 25 de octubre, cuando se activó el protocolo sanitario ante ese primer caso dentro del monumento. La activación supuso pasar del propio protocolo de limpieza preventiva a la activación de una limpieza con desinfección virucida especializada y realizada por la empresa externa encargada de la limpieza del recinto palaciego, así como la comunicación al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y a la Delegación en Sevilla de la Consejería de Salud y Familia, aspectos todos ellos contemplados en el Plan de Contingencia.
En el día de hoy, se han confirmado dos positivos más (uno de ellos, pareja de la primera trabajadora positiva) y se han repetido las actuaciones que están previstas en el protocolo sanitario, al tiempo que se ha incidido en las normas y la obligatoriedad de permanecer en los puestos con la menor relación posible, el uso de la mascarilla, la desinfección de herramientas y maquinarias compartidas y, en suma, todas las normas establecidas al respecto.
Asimismo, a través de la empresa de prevención de riesgos laborales del Real Alcázar se procederá al rastreo de los posibles contactos directos de los trabajadores contagiados –los tres adscritos a Jardines– sin aguardar a que lo acometan desde Salud y Familia –autoridad sanitaria competente–, a fin de agilizar el proceso y poder transmitir mayor tranquilidad al resto de la plantilla. Como complemento, desde el Real Alcázar de Sevilla, y sin esperar tampoco al Servicio Andaluz de Salud, se están tramitando pliegos por la vía de urgencia para contratar a una empresa sanitaria que efectúe pruebas de detección del coronavirus en el conjunto de la plantilla del monumento.
Junto con estas medidas sanitarias enfocadas hacia los trabajadores, de cara a la reapertura del monumento el pasado 15 de junio el Real Alcázar de Sevilla se dotó de una amplia serie de protocolos sanitarios y medidas para el distanciamiento social cuyo resultado fue un itinerario ordenado, aforado y seguro para así evitar el contagio por COVID-19.
Entre otras medidas, junto con la toma de temperatura a la entrada y la obligatoriedad de usar mascarilla en todo el recinto palaciego, existe un itinerario aforado y unidireccional –no cabe volver hacia atrás, salvo las excepciones justificadas–; no están disponibles ni el servicio de audioguías ni los folletos en papel; la información se facilita sólo por medios digitales (códigos QR); por todo el recorrido interior hay dispensadores de gel desinfectante; se prioriza la venta online, y las entradas son nominativas, lo que, además, facilita el rastreo en caso de contagio.
Estos protocolos sanitarios han permitido, asimismo, que el Real Alcázar haya continuado con su agenda cultural, con las visitas teatralizadas, las rutas de cine, o los espectáculos de la Bienal de Flamenco. A día de hoy no existe constancia de contagio de visitantes en el interior del monumento.