Dura aún la corajina de ayer tras mucho nadar y nadar para morir en la orilla, con 83 minutos maravillosos de un Cádiz al que no le dieron ni las piernas ni el banquillo para volver a dar la machada ante un grande. Es muy difícil sacar algo positivo cuando se perdona tantísimo como perdonaron ayer los de Sergio. Debe ser que están esperando los goles a que llegue el ansiado 9 que necesitamos como el llover por el Nuevo Mirandilla. Si llega Maxi (y digo "si llega" porque uno en Cádiz no se puede fiar hasta que el futbolista a fichar no esté dándole a las papas aliñá en la Taberna El Tío de la Tiza) la cosa de los goles tendrá otro color. Roger sigue fallando lo de la temporada pasada, parece que es más mental que otra cosa porque de calidad va sobrado. Ese mano a mano que pudo cambiarlo todo resultó por no cambiar nada, y es que a veces es peor tener tanto tiempo para pensar y tanto espacio para inventar.
Por otro lado, Chris es un delantero rápido, corpulento y peleón que genera lo que los
moernos del fútbol llaman 'situaciones de ataque', que no es otra cosa que los "¡gol...uy!" de toda la vida, pero al que no se le caen los tantos precisamente. Que llegue un 9 anotador es imprescindible para refrescar las cabezas y las piernas si no queremos volver a ser el equipo que compite, que trabaja y que merece pero que no gana. Un 9 con
malage para que nuestro intento de remontada no sea liderado por los Osmajic ni Negredo, que meten muy poquito miedo a las todopoderosísimas defensas de Primera División.
No es lo mismo el original que la copia como no es lo mismo el titular que el suplente. Nos quedamos sin la protección de los dioses cuando nuestro Santísimo Emeterio abandona el campo y eso se nota demasiado contra unos tipos que juegan con un tal Pedri y un tal Gundogan entre los suyos. Hizo Alex un mejor partido de lo que muchos esperábamos en tareas defensivas aunque hace ya tiempo que su clase no se deja ver de mediocampo en adelante. Si aún se puede rellenar la lista de los Reyes Magos para este mercado yo pido un centrocampista de tres pulmones y dos cabezas, que sería ideal para terminar por apuntalar la plantilla y lograr esa ansiada salvación tranquilita que nuestra afición merece tras dos temporadas entre tilas y ataques de pánico.
La victoria obligada contra el Alavés permite que no lleguemos a la siguiente jornada como llega precisamente el Almería, nuestro rival, que ha hecho 0 de 6 posibles y ya amenaza con ese tembleque prematuro que a los ansiosos genera tantas dudas y a los agoreros, cardiopatías. El Almería, con plantilla para salvarse de sobra, tiene muchas caras nuevas y el Cádiz deberá aprovechar para hacer daño a su aún desintonizada coreografía. Y es que el dinero no siempre trae cosas buenas: tanto fichaje provoca interferencias en el lenguaje oral y corporal, ausencia de automatismos (otro
palabro moderno) y dudas en las formaciones. Es lo bueno del equipo que tenemos en la Bahía: se mantiene el bloque, se incorporan los fichajes a cuentagotas y el 442 no se toca. No lo llamen tiesura: llámenlo táctica y estrategia.