La Audiencia Nacional juzgará este miércoles al etarra Juan Jesús Narváez Goñi, alias 'Pajas', que se enfrenta a 109 años y cuatro meses de cárcel por colocar, junto al también etarra José Luis Urrusolo Sistiaga, un artefacto que explotó el 16 de abril de 1991 frente al cuartel de la Guardia Civil en Torremolinos (Málaga), provocando heridas a cuatro personas.
El fiscal Jesús Alonso pedirá a la Sección Primera de la Sala de lo Penal que condene a Narváez Goñi por cuatro delitos de asesinato frustrado, uno de estragos terroristas y otro de falsificación de placas de matrícula.
El Ministerio Público acusa en su escrito de conclusiones provisionales a Narváez Goñi de integrar el 'comando Madrid' de ETA dedicado a atentar en toda la zona levantina, desde Cataluña hasta Andalucía.
En abril de 1991, Urrusolo Sistiaga, que fue condenado a 103 años de prisión por estos hechos, y Narváez Goñi decidieron colocar un artefacto explosivo frente a la casa cuartel de Torremolinos, situado en la zona de El Calvario, con la "manifiesta intención de causar la muerte del mayor número posible de guardias que lo ocupaban y sus familiares".
El acusado adquirió un vehículo, de marca Renault, y siguiendo las "anotaciones y el croquis" realizado previamente por Urrusolo Sistiaga, lo estacionó en la intersección de las calles Periodista Antonio Sáenz con Río Trueba, que da a dos fachadas del edificio del Instituto Armado.
COCHE CON 40 KILOS DE AMONAL
El turismo, cargado con 40 kilos de amonal, explotó a las 22.35 horas del 16 de abril de 1991, produciendo lesiones a cuatro personas y causando daños en los edificios y automóviles próximos valorados en 324.510 euros.
En 1992, tras la desarticulación del 'comando Barcelona' de ETA, con la detención de Fernando Díez Torre, se encontró la tarjeta de Inspección Técnica y permiso de circulación del vehículo utilizado en el atentado y un DNI a nombre de Juan Manuel Gordillo con la fotografía de Urrusolo Sistiaga. También se intervino el croquis en la furgoneta que éste ocupaba.
Juan Jesús Narváez Goñi y su pareja, Itziar Alberdi Uranga, permanecieron durante 22 años fugados de la Justicia hasta que fueron descubiertos en febrero de 2014 en la localidad mexicana de Puerto Vallarta, donde vivían con sus dos hijos y trabajaban, respectivamente, como masajista y profesora de yoga.
Narváez Goñi fue condenado en marzo pasado a 60 años de cárcel por el asesinato de dos policías en Barcelona en diciembre de 1991. Él y Urrusolo Sistiaga dispararon 20 tiros a bocajarro a los agentes cuando se encontraban en una tienda de aparatos electrónicos.