Por primera vez en la historia una arcense participa en unos juegos olímpicos, ahí es nada. La skater Natalia Muñoz lo logrará en julio próximo, en la cita de París en la que participarán los mejores deportistas del mundo: todo un orgullo para Arcos. El acontecimiento de acontecimientos arranca el 26 de julio en el legendario río Sena para concluir el domingo 11 de agosto.
Con casi 16 años ya, en la antesala de este evento jalonan su carrera deportiva hazañas en el Mundial de Japón, en Roma, Suiza, Brasil, Emiratos Árabes…, participando para ser, como ya lo es, toda una olímpica capaz de representar a su país en el deporte del patín. Ha ganado otras pruebas del circuito nacional y campeonatos gracias a sus ‘diabluras’ sobre la tabla, a su tesón y sentido del riesgo, pero siempre ‘con cabeza’ a pesar de las a veces inevitables caídas y alguna que otra lesión.
En España existen pocas mujeres que se dedican a este deporte que comenzó como casi todo con una clara supremacía masculina, pero cada vez son más las entusiastas skaters. Eso ocurría hace bien poco, cuando Natalia Muñoz comenzó a dar sus primeros pasos, o saltos, en la pista de La Verbena donde se forjó la afición de otros jóvenes que, a diferencia de ella, han ido abandonando este deporte. Siempre ha contado cómo fue su hermano David quien le inculcó la afición por la tabla. Tenía apenas seis años. También solía marchar a Jerez para practicar el deporte ante la falta de medios en Arcos, tanto técnicos como materiales, aunque hoy felizmente se construye una pista en El Santiscal junto al campo de fútbol Hermanos Álvarez. Es en Jerez donde realiza su preparación y recibe sus atenciones cada vez más profesionales con todo lo que ello comporta de esfuerzo por parte de unos padres que a pesar de sus lógicos recelos iniciales siempre la han apoyado en su particular sueño deportivo.
En lo académico, Natalia acaba de finalizar satisfactoriamente el cuarto curso de la ESO en el IES Guadalpeña, no sin la ayuda de sus compañeros y profesores ante sus inevitables ausencias por razones competitivas a lo largo del curso. Todo ello pensando en un futuro profesional que podría pasar, con permiso del skateboard, por la docencia como profesora de Educación Física u otra carrera vinculada al deporte.