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Punta Umbría

Los madrileños Sôber vuelven ?para quedarse?

Los madrileños Sôber, que en su primer disco de estudio en siete años cargan contra la soberbia, reconocen que son muchos los pecados capitales.

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Los madrileños Sôber, que en su primer disco de estudio en siete años cargan contra la soberbia, reconocen que son muchos los pecados capitales en los que han incurrido, entre ellos la avaricia, que les llevó al desgaste. Con "Superbia", que se publicó este martes, vuelven con las pilas cargadas -dicen- "para quedarse".

"Nos fuimos con el listón muy arriba y dejando muchos conciertos colgados y volvemos porque tenemos cosas que decir", defiende en una entrevista hoy con Efe Carlos Escobedo, voz y bajo de esta banda madrileña.
Tras el disco "Reddo" (2004) Sôber se escindió en dos grupos, Savia y Skizoo, con los que dieron "rienda suelta a partes musicales que no cabían en Sôber", añade Escobedo.
Tras publicar tres discos por separado, estas bandas coincidieron por primera vez en un concierto en Ciudad Real, donde comprobaron que el público echaba de menos a Sôber. "Detrás de nosotros, no vino un grupo que nos soplara en la nuca y ni Skizoo ni Savia ocuparon ese hueco", reconoce Antonio Bernardini (guitarra).

Con "Synthesis" (2001), considerado como uno de los mejores álbumes de rock alternativo español, y sobre todo con "Paradÿsso" (2002), que fue disco de platino y número con la canción "Diez años", la banda alcanzó un destacado estatus dentro de su estilo, que les llevó a tours interminables por toda España.

En este regreso, "decidimos que íbamos a manejar nuestra carrera como la queremos manejar", afirma Jorge Escobedo (guitarra), por lo primero volvieron con una gira que, entre otros lugares, les llevó hasta su público de México y con la que pudieron comprobar cómo funcionaban tras la incorporación de Manu Reyes a la batería.

"Superbia" (en latín, soberbia) es su sexto disco de estudio, aunque ellos dicen que tienen la "ilusión" del primero. Dicen haber trabajado mucho los arreglos, los solos y las dobles voces y, pecando de ego, aseguran haber facturado el "trabajo más importante" de su carrera.

Cuenta que se trata de una propuesta "sensorial", no sólo en los temas ("666" habla de la tentación), sino también en el diseño, que llega acompañado de unas gafas 3D para disfrutar del libreto y en el que presumen de haberse superado "con creces".

El primer corte, del mismo nombre que el álbum, el más social de todos, denuncia que la "avaricia del hombre hará que todo se pierda".

"Eso es algo que nosotros mismo hemos podido vivir en nuestra etapa de Sôber, con ese afán por seguir tocando que destruye lo bonito, la esencia", cuenta Carlos.

La banda vuelve además con el firme propósito de demostrar que el rock no ha muerto. "Alrededor del rock hay un público fiel, que no se rige por una moda, y a conciertos como el Viñarrock acuden 50.000 personas, algo que sólo hace Madonna", expone el cantante.

Tras su actuación el pasado año en el Rock in Rio de Madrid junto a Motorhëad y Metallica, tienen el propósito de dosificar sus apariciones, sobre todo en festivales, para ofrecer shows más largos y en solitario a su público, con más de dos horas en las que conjugarán éxitos y nuevos temas.

Entre otras citas, el 13 de mayo actuarán en Murcia (sala Gamma) y, un día después, en Granada (Industrial Copera). Pasarán además por Valencia (3 de junio, sala Mirror) y Barcelona (4 de junio, sala Bikini). Su público más veterano, el de Madrid, disfrutará de ellos el 20 de mayo en Joy Eslava y el 15 de julio en el Festival Sonisphere de Getafe.

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