La Cuaresma ha entrado ya en un punto de no retorno que parece llevarla en volandas a una nueva Semana Santa. Más de veinte imágenes estuvieron este domingo expuestas en ceremonias de besamanos y besapiés, lo que justificó que miles de personas trataran de culminar un recorrido por los templos en el que ya pudo además disfrutarse el encanto de las vísperas.
Acompañó además el tiempo, a pesar de que se habían anunciado unas lluvias que quedaron reducidas a una breve y tímida llovizna.
El besamanos de María Santísima del Valle permitió que muchos jerezanos redescubrieran la ermita de San Telmo tras su rehabilitación.
Además, en Santa Ana se expuso el recientemente restaurado Señor de las Misericordias, que precisamente por este motivo no ofrecía a besar sus manos. Sorprendió el titular de la Hermandad de la Candelaria abrazando por primera vez su cruz.
Como también llamó la atención la muchedumbre que a determinadas horas del día rodeó la Plazuela con intención de acercarse a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Humildad. La Amargura, Desamparo, el
Sagrado Descendimiento, María Santísima de la O, el Cristo del Amor, Madre de Dios del Patrocinio, el Señor de la Misión, el Cristo de la Salvación y la Virgen de las Bienaventuranzas, el Señor de la Salud de San Rafael, el Cristo de la Sed, el Cristo de la Lanzada y Nuestra Señora del Buen Fin, el Ecce Homo, la Virgen de la Confortación, Nuestra Señora de la Piedad, Madre de la Iglesia, el Señor de la Entrega...
La interminable relación de besamanos y besapiés se cerraba con dos hitos que deben quedar para la memoria de dos cofradías. El de este domingo fue posiblemente el último besamanos de María Santísima del Consuelo en su capilla de la Ronda del Pelirón, dado que la hermandad tiene previsto levantar un nuevo templo en un lugar próximo. Y fue por el contrario el primer besapiés del Señor de Bondad y Misericordia en la parroquia de San Juan de Dios, un templo al que llegó hace justamente un mes.
