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Absit Invidia

¡Jo, qué año!

Desde entonces hasta ahora, el año se ha convertido en un lustro debido a la intensidad de lo acontecido

Publicado: 12/03/2021 ·
17:58
· Actualizado: 12/03/2021 · 17:58
  • La UME en Sevilla por el coronavirus. -
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Hace alrededor de un año nos sudaban las manos, y lo hacían por dos motivos: uno, el shock emocional provocado por la declaración del Estado de Alarma que recluyó a los ciudadanos en sus viviendas a raíz de la llegada de un coronavirus letal; y dos, por enfundarnos sin descanso unos guantes de plástico protectores que dejaron de serlo cuando el conocimiento se impuso a la triple i (improvisada ignorancia inicial).

El 14 de marzo de 2020 es historia y está en la historia. La lucha contra la pandemia y el intento de revertir el colapso hospitalario llevaron al gobierno de Pedro Sánchez a tomar una decisión inédita que nos encerraba en casa. Desde entonces hasta ahora, el año se ha convertido prácticamente en un lustro debido a la intensidad en lo acontecido. El encierro fue escrupuloso mientras horrorizados empezábamos a contar diariamente los muertos por decenas, incluso por centenas, mientras aplaudíamos desde los balcones a quienes luchaban en la trinchera contra el virus. Sí, trinchera porque se impuso la jerga castrense. Empezamos a escuchar expresiones como sin novedad en el frente o en primera línea. Las metáforas del ámbito militar empezaban a ser cotidianas. Mientras, nos afanábamos sin descanso en buscar en el diccionario términos como coronavirus, triaje, pandemia, cuarentena o intubar.

Militares del Ejército de Tierra.

Tratábamos de conocer, de saber a qué nos enfrentábamos. Cuando ya nos fuimos desprendiendo de los guantes, por innecesarios, aprendimos a respirar con mascarilla, y a conocer que habría varias oleadas. Los periodistas fuimos incorporando a nuestra agenda a técnicos, especialistas, sanitarios y virólogos. Las tertulias políticas se transformaron en sanitarias. Y, mientras, esperamos el antídoto con esperanza. Llegó, pero ni las farmacéuticas estaban preparadas para su fabricación masiva, ni los gobiernos para su distribución y aplicación inmediata.

Recuerdo cuando, en el inicio de la pandemia, un virólogo previó que en España habría entre 50.000 y 60.000 muertos. Aquella cifra se me quedó grabada como la de una barbaridad más de todas las que se escuchaban cuando nos sorprendió el Covid-19. A día de hoy ya superamos los 70.000. Pero, con ser terrible esta cifra, lo más preocupantes es responder a si durante este tiempo hemos aprendido algo para no repetir errores. Espero.

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