El pasado 17 de diciembre, la activista saharaui pudo regresar a su hogar tras mantener más de un mes de huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote.
En una nota difundida ayer en Madrid, Amnistía afirma que desde su vuelta al Aaiún está bajo vigilancia constante por parte de agentes de policía y de otras fuerzas de seguridad “apostados día y noche cerca de su casa”.