En el asalto fedayín, el segundo que sufre Lahore este mes, participaron al menos siete terroristas, cuatro de los cuales se suicidaron al verse rodeados por las fuerzas de seguridad.
Los atacantes habían salido a primera hora de la mañana de una mezquita adyacente al complejo policial, en el que penetraron por dos puntos camuflados con uniformes de guardias de seguridad y, algunos de ellos, con mochilas y la cara cubierta.
En el momento del ataque, cientos de cadetes hacían sus ejercicios. Los terroristas abrieron fuego contra ellos antes de hacerse con el control de un edificio de la academia, en el que se atrincheraron tomando entre 40 y 50 policías como rehenes, explicó a Efe el portavoz del Ejército paquistaní, Athar Abbas.
Una vez dentro, el comando se situó en la planta baja y en la azotea y mantuvo tiroteos con los rangers (paramilitares), miembros del Ejército y de los cuerpos de elite de la Policía que se desplegaron en torno al complejo.
Los atacantes también dispararon a los helicópteros policiales que estuvieron sobrevolando la zona durante el tiempo que duró el ataque.