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Miércoles 26/06/2024  

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“Cada mañana, cada amanecer, es para mí un canto a la vida”

Entrevista con el pregonero de la Navidad 2023 en Arcos, Salvador Pérez Salas

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  • Arcos tiene en Salvador Pérez un gran pregonero para su Navidad . -

El viernes 15 de diciembre es un día marcado ya en rojo en el calendario navideño de Arcos, no porque sea fiesta en sí, aunque para algunos ya lo sea en cierto modo. El dramaturgo y maestro, ya jubilado, Salvador Pérez Salas, pronunciará desde el templo de San Pedro Apóstol el Pregón oficial de Navidad. Tablas, desde luego, no le faltan, pues estamos ante un personaje público de la ciudad que ha destacado durante décadas en los campos del teatro y del carnaval, siendo en este sentido un gran conocedor de las manifestaciones populares de su ciudad. Más allá de ese perfil profesional y aficionado, estamos sin duda ante una buena persona, condición que demuestra en su día a día con su entrega al prójimo y su permanente colaboración con la población. Por cierto, el pregón será ilustrado por las cálidas voces de la coral femenina In Nomine Domini y el pregonero será introducido por su amigo José María Ramírez Rubio.

Salvador, qué alegría que los belenistas de La Adoración se hayan acordado de ti para nuestro pregón navideño. ¿Te esperabas de alguna manera este llamamiento a un hombre, sobre todo, de carnaval, aunque ambas manifestaciones no son tan equidistantes en más de un sentido?

–No. La verdad es que no. Ambas fiestas forman parte de nuestra cultura proporcionándonos determinadas características. Una en una faceta religiosa, bimilenaria y la otra, bicentenaria, mucho más joven, con una impronta pagana pero, ambas, muy presentes en nuestras manifestaciones sociales y culturales. Se me ha propuesto en muchas ocasiones realizar el Pregón de Carnaval pero nunca he aceptado. Tengo una particular visión del Carnaval  y, aunque he participado en él y sigo haciéndolo como componente de agrupaciones oficiales y callejeras  y como letrista, nunca me he visto, ni creo que me veré, en ese perfil. Sí me veo participando, de nuevo activamente por las calles, en el futuro. El Carnaval, a pesar de su apariencia mundana, es una fiesta unida al período litúrgico de la Cuaresma. La Navidad, a pesar de su apariencia pagana, folclórica y costumbrista, es una festividad netamente religiosa. Ambas tienen sus defensores y detractores. Con respecto a tu pregunta, jamás se me pasó por la mente que se considerase la opción de que, yo, fuese pregonero de la Navidad. En realidad, no sé por qué pensaron en mí. Tampoco he preguntado. No soy una persona proclive a manifestaciones religiosas. No me muevo en el mundo de las comunidades religiosas ni de las cofradías. De ahí mi sorpresa. En septiembre, se puso en contacto conmigo Pedro Sevilla y acepté sin tomarme un tiempo para pensarlo. Aún me pregunto por qué lo hice

Tú estás acostumbrado de sobra a los escenarios y a dirigirte al público. ¿Cómo se puede conmover al público con unas fiestas cristianas de las que parece estar todo dicho? Es para tirarte de la lengua, pues siempre la Navidad tiene su espíritu y las novedades que la propia vida va produciendo…. En suma, ¿qué contarás sin entrar lógicamente en detalles por aquello de mantener la incertidumbre?

–Llevo, prácticamente, toda mi vida de cara al público. Bien por mi profesión o por mis aficiones, he tenido la oportunidad de encontrarme en diversas situaciones que me han propiciado una serie de vivencias que, de otro modo, nunca hubiese vivido. Ellas han posibilitado que me enfrentara, en multitud de ocasiones, al dictamen de determinados públicos. Aun así, antes de comparecer ante una determinada situación, siento un cosquilleo de inquietud y cierto nerviosismo. Ahora también.

Creo que, sobre la Navidad, en su esencia, está todo escrito, dicho y representado. A lo largo de nuestra era son muchos los libros, las películas, las obras pictóricas y esculturas en los que se ha tratado esta temática de diversas formas. Nunca he estado en ningún Pregón de Navidad. No sé cómo lo han hecho mis predecesores. Tan sólo he preguntado a los responsables de la organización, pertenecientes a la Asociación de Belenistas, La Adoración, cuánto debe durar, aproximadamente. No he querido buscar ni en hemerotecas, ni en las redes sociales. Así que desconozco si hay una fórmula para conmover al público asistente. Mi pregón no va a ser ni académico, ni poético. No intentaré conmover a nadie. Solamente voy a trasladar a los asistentes mi visión sobre esta fiesta y bucear en sus orígenes. En realidad, más que un acto dirigido a un determinado público, aunque hable utilizando la primera persona del plural, nosotros, me tiene  a mí mismo en el centro de la diana. Son muchos años de alejamiento y, la verdad, este Pregón es una búsqueda de respuestas y un enfrentamiento con mi propio mundo interior.

La Navidad es un hecho universal, pero ¿no crees que en Arcos guarda su propia idiosincrasia? ¿Tendrá ello algún reflejo en el pregón?

–Igual que cada uno de nosotros tiene una personalidad  única e intransferible, así también, ocurre con la idiosincrasia de los pueblos. En unos prolifera el alumbrado y la decoración de escaparates, en otros las celebraciones festivas y, en otros, las religiosas. Hay una idea preconcebida de que en esta fiesta debe reinar la paz, el amor y la alegría. Aquí, también se intenta alcanzar esa utopía, aunque sea de cara a la galería y por unos días. Sí. Hablaré un poco de esta peculiaridad de la Navidad en nuestra localidad. Arcos de la Frontera presenta una mezcla de todo aunque, últimamente, busca reflejarse en el espejo de otras ciudades, como Jerez de la Frontera, con un aumento considerable de actos relacionados con las actividades callejeras que cuentan con numerosos espectáculos musicales y con el consumo de productos gastronómicos, Todo ello va configurando un perfil lúdico y festivo de nuestra ciudad que va más unido al acto folclórico y al mundo hostelero que al del mensaje que debería primar, según la Iglesia, en estas fechas. Sin embargo, es cierto que este tipo de acciones favorece el divertimento popular, el crecimiento de la economía en el sector hostelero, en el de la restauración y en el del transporte y un cierto movimiento de masas que, de otra forma, no sería posible.

Dejemos el pregón porque lo mejor será escucharlo en directo. Pero, yéndonos atrás en el tiempo, ¿qué navidades recuerdas de tu infancia? ¿Crees, como dicen los mayores, y ya empezamos a serlo, que no tienen nada que ver con las de hoy en día?

–Todas fueron muy especiales para mí y, hoy, aún siguen siéndolo. Por mi edad, debo ser mayor. Sí. Hay puntos comunes, casi idénticos. Pero hay otros totalmente distintos. Desde pequeño he sentido una especial atracción por los belenes y los villancicos en el ámbito familiar. Antes, quizás valorábamos más, precisamente los encuentros familiares por lo esporádicos que eran, ya que las familias que se encontraban dispersas en nuestra geografía o fuera de España, tenían menos posibilidad económica de utilizar medios de transporte que en la actualidad. Antes, quizás producto del sistema político y religioso en el que se vivía o condicionados por él, casi totalmente opuesto al actual, se celebraban actos religiosos que se vivían en familia, como las Misas del Gallo. Esto conllevaba la celebración de cenas familiares en las horas previas que favorecían los encuentros entre los componentes de las familias. Antes, al ser una población casi cerrada al mundo exterior, nos conocíamos todos y los saludos, las muestras de cariño y la comunicación entre los habitantes era más fluida, cariñosa y natural. Ahora hay muchas campañas de recogidas de alimentos, de juguetes, etc... promovidas por organizaciones sin ánimo de lucro. Antes, al menos en mi barrio y el tuyo, se compartía con el necesitado sin que ninguna entidad nos lo pidiese. Antes, no importaba carecer de alumbrados porque una simple vela era capaz de unir voluntades y de iluminar a su alrededor caras esperanzadas. Antes, apenas había influencias decorativas propias de otras culturas y la alimentación se basaba en productos más naturales. Antes se daban unas circunstancias y ahora otras, totalmente distintas. En nosotros está que los valores permanezcan con independencia del aspecto externo.

Por los avatares de salud que has sufrido en los últimos años supongo que valorarás más, si cabe, el reencuentro familiar y apreciarás más, también si cabe, el hecho de vivir. ¿Debe ser la Navidad un tiempo de esperanza más allá de las creencias religiosas?

–A lo largo de vida he enfermado en poquísimas ocasiones. Solamente me he resfriado algún que otro año y de niño recuerdo alguna angina. Sin embargo, en estos doce últimos años se han sucedido las calamidades. Pero como digo siempre, estoy vivo. En los momentos más oscuros se agradecen hasta las más mínimas expresiones o muestras de cariño o cercanía, no solamente de la familia sino de cualquier cara conocida. Entre la pandemia y los aislamientos a causa del cáncer, he pasado casi cinco años de los doce que te he indicado, aislado en mi casa. Por eso, cada mañana, cada amanecer es, para mí, un canto a la vida. Condicionado por los achaques, vivir se ha convertido, en mí, en un acto de agradecimiento continuo y en una oportunidad de cambiar actitudes para evitar o paliar los errores cometidos en el pasado. La Navidad es un hito dentro de cada año. No soy quién para indicar a nadie cómo debe ser o cómo vivir su Navidad, o si, ésta, debe constituir un signo de esperanza en su vida. Pero si tenemos en cuenta su significado, Navidad, Natividad, Nacimiento... y ser una festividad anual y cíclica en nuestra cultura occidental, sí puede considerarse como un período en el que podamos realizar en nosotros un cambio radical o, simplemente, alguna modificación y, por supuesto, llenarnos de esperanza, se sea creyente o no. La posibilidad de cambio no está unida a ninguna religión. Está en nosotros mismos y cualquier fecha es buena para realizar todas las modificaciones que requiera nuestra vida. La Navidad, con toda la carga de mensajes solidarios y personales que conlleva, puede ser una de esas fechas, aunque no se profese ninguna religión.

Salvador, aunque no quiero sonsacarte más detalles del pregón, ¿guardará alguna relación con tu afición por el teatro más allá de que el acto no deje de ser en cierto modo una representación?

–El mero hecho de lanzar un pregón, aunque sea leído, es, en sí, un monólogo, más o menos, dramatizado. Posiblemente haya quien espere de mí un pregón asociado a una representación teatral. Quizás hubiese resultado más espectacular y grandioso hacerlo con actuaciones y figurantes. Incluso me hubiese resultado más fácil escribirlo. Sin embargo, he optado por hacerlo de una manera más sencilla y más acorde con el evento que se celebra, que no es otra que acercarme a sus orígenes.

Querido amigo, no me queda más que darte la enhorabuena y expresarte mi deseo de que el pregón sea un éxito, que seguro que sí, pero sobre todo que te reconforte en lo personal. Un abrazo y suerte.

–Muchas gracias, José Antonio. Sé que estarás cerca, que, siempre, estás cerca.

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