La mayoría de los expertos en servicios de inteligencia y espionaje afirman que en este importante campo para la seguridad de cualquier País, no hay certezas sino que hemos de barajar probabilidades. Si escuchamos con atención las noticias de cualquier medio de comunicación nos daremos cuenta que con frecuencia negamos la verdad, y sustituimos una realidad por otra, una guerra por otra.
Así si antes, a todas horas cada minuto, era ocupado informativamente por la guerra de Ucrania , ahora parece que ya se ha terminado, y todo el foco se lo lleva el viejo conflicto de décadas entre palestinos e Israel, con los últimos lamentables acontecimientos entre el terrorismo de Hamás y la respuesta bélica del ejercito israelí en una estrategia de aislar y arrasar la franja de Gaza, sin distinguir el pueblo palestino de los integrantes del terror, vulnerando el derecho internacional..
Toda una tragedia en la que se evidencia como algunos se empeñan en negar la verdad y la hacen más cruel de lo que es. Vemos de manera increíble como hay muchos políticos que se niegan a hacer una reflexión desde la realidad y desde la serenidad, como hay quienes tienen poca capacidad de encaje sobre las críticas y las posiciones que los demás hacen de sus actuaciones.
A los intransigentes e intolerantes no les parece bien nada de lo que digan los otros, y ejercen el fácil y en ocasiones el destructivo deporte de criticar por criticar, o bien utilizan el lenguaje como un vehículo de insultos y carroñas para fabricar mentiras o poner en circulación maledicencias y bulos , que aunque en un principio vuelan a una velocidad supersónica, acaban cojeando y descubriendo lo que de mezquindad encierran.
Quizás deberíamos, desde una visión equilibrada, positiva y generosa, mantenernos siempre receptivos a los planteamientos y comentarios de los demás, aislándonos de que siempre pretenden nuestra destrucción, y que aunque no seamos capaces de escuchar, aprender y mejorar lo que expresan, tienen el mismo derecho que nosotros a manifestar libremente sus opiniones.
Cuando se tratan de personajes que se dedican a la política, observamos con frecuencia una reacción airada y desproporcionada ante cualquier observación que no sea dar palmaditas en la espalda y negar la verdad que tienen todos los días delante de los ojos.
Son muy peligrosos los que en esa huida de hacer frente a la realidad , siembran el aire de halagos y hacen loas por encargo e sus amos, los que nos quieren hacer creer que lo blanco es negro , lo redondo cuadrado, y hacer comulgar con ruedas de molino.
Siempre he sostenido que debemos ejercer de personas, aprender día a día a ser demócratas y aspirar a ser los “istas” de turno que cada cual profese , y que supone que nuestras ideas, conceptos y proyectos, al menos desde una óptica de izquierdas , siempre deben estar en revisión y sometidas a una permanente autocrítica.
Por eso, estemos en el gobierno o en la oposición de turno, lo más saludable políticamente debe ser la asunción honesta de las discrepancias y las diferencias que plantea el adversario, no como un ejercicio demagógico de conseguir un canasto de votos , sino como un modo de mejorar los posibles errores que cometemos y que hemos de reconocer que no son pocos.
Tal vez deberíamos liberarnos de fantasmas mentales, y aceptar con verdadera cintura política, que cuando alguien te expresa su desacuerdo con algo que tu has hecho o deseas realizar, te está regalando una oportunidad para hacer mejor las cosas y lejos de creernos en posesión de la única verdad , deberíamos extraer una lectura amplia y tratar de convertir los inconvenientes en ventajas.
