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Viernes 26/04/2024  

A destajo por Cai

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En mi casa no cotizamos a la Seguridad Social, es tanto lo que nos gusta el cachondeo que nosotros lo hacemos a través de la Delegación de Fiestas. Cuando recibimos la vida laboral, el Gobierno nos la manda grapá en un libreto junto a los últimos quince años apareciendo en cabalgatas y vía crucis. Fíjense si somos listos en mi familia que ante el caso Gürtel, la trama del bisgotes y la puñetera crisis nos hacemos el tonto. Mi padre hace de cabeza de familia y nos da ejemplo de sacrificio. Todos los días sale a “trabajar” sobre las nueve de la noche para echar la peoná en una comparsa de veteranos que lleva el nombre de Asmas alegres. Creo que va de contralto porque se lleva toda la noche tosiendo y pidiendo el jarabe a piano.


Mi abuela a sus 73 años sale a las siete de la tarde y se va a un coro rociero que han formado las antiguas alumnas de Carlos III, pero no del colegio, sino del brandy. Ella se queja de la artrosis, del azúcar, la tensión, pero no veas lo que achica. Dicho grupo lo forman mujeres metiditas en carne que se conocieron en una entrega de ceniceros que la alcaldesa de Cádiz hizo en verano en la playa de la Victoria. Comenzaron haciendo tai-chi en marea baja y actualmente actúan en bodas y bautizos con el grupo folklórico Reumas por rumbas. Dos de mis hermanos están ilusionadísimos con uno de esos poetas tan jibia pa el dinero que registran en la SGAE hasta los cambios de aceite que le hace al Renault Megane. Van a salir en un coro que seguro dejarán a todo el Falla con la boca abierta, se llamarán Bostezo. No van a pie porque son muy flojos, ellos cantarán los tangos en borricate. No sé si ganarán o no, pero al tipo van seguro. El disfraz lo hará mi hermana que lo borda. Tienes 47 años y todavía tiene los huesos de leche. Ella cose con el único afán de tener las mismas agujas de oro que Manolo Torre, el único hombre en Cádiz que puede comer burgaíllos tranquilo. ¡Qué de agujas tienes, Manolo! Los fines de semana que parecían ser más tranquilos, se cuela mi sobrino contándonos los dolores de riñones que tiene de “trabajar” ensayando de costalero en Sevilla. Ensaya tres días en semana con el costal para sacar la Exaltación. Un paso que es de la comunidad de vecinos de Isecotel, ¡qué de gente hay encima! Aún el niño no le ha visto el pie al cristo y ya se queja de lo que pesa. Yo lo llamo el Mitsubishi, sólo habla de marchas.
Y es que en mi casa no paramos. Pero eso sí, no conocemos la crisis, no conocemos los problemas y lo más importante: no conocemos la vergüenza.

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