El tiempo en: Arcos
Sábado 25/05/2024  
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Jerez

Locos por el compás de Jerez desde el otro lado del charco

Angelita Gómez, Mercedes Ruiz o El Pipa comparten su técnica con 1.000 cursillistas de todo el mundo

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
  • Angelita, pura energía. -

“Desde biguinin...escuchad la guitarra y cuando empiece la melodía hay que entrar. Tatatata ..tatata un, dos..”. Al tiempo que Angelita Gómez da estas indicaciones a sus cursillistas -todas chicas menos un hombre- gesticula y marca los pasos con una energía por la que que nadie diría ni que tiene 74 años ni que lleva ya varias horas bailando. Todos son extranjeros, pero “ellos entienden bien, hablo despacio”, señala. El flamenco es universal y la comunicación no verbal en este género funciona mejor que nunca. Ninguno de los 25 son profesionales, en este caso el curso que se imparte en una de las salas de Teatro Villamarta es de nivel básico, pero todos -desde una chica de 14 años venida desde México hasta una mujer que sobrepasa los 60- atienden concentradísimas a Angelita al tiempo que van contando los pasos antes de volver a repetir cuando suenen los acordes de la guitarra y comience el cante. 


Aficionados al baile flamenco, han cruzado el charco y ahorrado todo el año para estar aquí y ninguno está dispuesto a desperdiciar esta oportunidad. “Vienen desde China, Japón, Alemania, Suiza, Canadá, Brasil...Algunos son veteranos y repiten conmigo, otros lo hacen por primera vez”. Sin lugar a dudas la bailaora jerezana, que lleva impartiendo los cursillos desde que empezó el Festival de Jerez hace 18 años “porque esto a mí me rejuvenece, me da vida”, tiene claro qué diferencia a estos “alumnos” de los españoles. “La disciplina; a ellos les pasa sólo una mijita de sangre, pero se acoplan perfectamente. Cada año vienen más entusiasmados, corrigen brazos y detalles de la falda, la cadera, escuchan el compás, que es importantísimo, porque tienen la guitarra y el cante flamenco, date cuenta que en su tierra no hay cantaores como en Jerez”, añade.

Ninguno son profesionales, pero a la hora de fijar los niveles a veces también suele ser un problema, como explica esta profesional del flamenco. “Es que lo que ellos consideran un nivel medio en sus países aquí es bajo, porque a lo mejor llevan cuatro o cinco años bailando un día a la semana”. Su estancia en Jerez, por el contrario, no puede ser ni más intensa ni más fructífera. “Además de bailar todos los días durante una semana dos horas y media en este curso, algunos incluso van a otros dos cursos más, y luego no se pierden ni los espectáculos del Villamarta, ni los de las peñas, lo viven todo...Acumulan formación y trabajo para todo el año”.


Basta con mirar el semblante de los cursillistas cuando aplauden el fin de esta sesión y ya están a punto de dar las tres y media de la tarde, para comprobar sobre el terreno la alegría de la que habla Angelita. Ella en casi veinte años que lleva dando estas clases ha conocido de todo, y sabe que para muchos estar aquí estos días supone un esfuerzo económico importante que les compensa con creces. “Muchos se pasan todo el año ahorrando para venir aquí y lo que luego se gastan aquí, porque se compran todo: zapatos, falda...”.


Ni la crisis ni el coste que les supone vivir esta experiencia se nota en la afluencia de cursillistas cada año en estas fechas. Los cursos comenzaron el pasado 22 de febrero y hasta el 8 de marzo serán aproximadamente un millar los que  bailen a las órdenes de de María José Franco, Mercedes Muñoz, Antonio El Pipa o María del Mar Moreno, entre otros, sin contar con los distintos ciclos paralelos y exposiciones que se celebran paralelamente.


Nancy Fonseca es portuguesa. Viene con compañeras de su academia de baile de su tierra y es la primera vez que participa en los cursos. Está encantada. Eso sí, entre vuelo, estancia y cursos -participa en dos-, se gastará casi los 1.000 euros, por lo que no sabe si para el año que viene podrá afrontarlo. “Ojalá, porque merece la pena. He aprendido muchísimo, las palmas, el cuerpo...pero no sé si podré venir”, explica tras reconocer que lleva todo el año ahorrando. Sofía Díaz viene desde México también con su academia y tiene 14 años. Baila desde los seis y está feliz. “Me gustan mucho las clases y sobre todo los zapateados”. Si puede, volverá, como el resto.

Angelita Gómez (Bailaora)

“Cada vez vienen con más entusiasmo. Llevo 18 años dando los cursos y me dan vida”

Sofía Díaz (méxico)

“Me gustan mucho los  zapateados y nunca hasta ahora había bailado romances”

Nancy Fonseca (Portugal)
 

“Es la primera vez que vengo y estoy deslumbrada.Merece mucho la pena”

Flora de lunares (Canadá)

“Este es el cuarto año que estoy con Angelita y me quedo un mes en Jerez a vivirlo todo”

 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN